Una jueza investiga las violaciones a la menor y a su mamá, en dos causas separadas. Lo comprobó la jueza Penal Virginia Palacios cuando las visitó en el hospital, el miércoles. La nena salió de terapia.
Que alguien acerque sus manos a su cuerpito le enciende alertas a la beba de ocho meses violada en forma reiterada por vía anal y genital. Lo experimentó el médico forense Ricardo Torres cuando la revisó la primera vez con la triste misión de verificar y confirmar los abusos.
Y el miércoles se repitió la situación, cuando el perito acompañó a la jueza Penal Nº 3 de San Luis, Virginia Palacios, al Hospital Materno Infantil.
La visita, según explicó después la jueza, tuvo más un propósito humanitario que investigativo, pero eso no impidió que el forense la controlara. Y aunque el examen no fue invasivo, igual inquietó a la nena, que se molestó y empezó a llorar.
El episodio le demostró a la jueza que la beba y su madre están unidas por un cordón umbilical invisible pero sólido. Una enfermera apareció en escena para calmar a la chiquita, pero fracasó en su intento. La beba recién se calmó cuando se acercó su madre.
"Me sorprendió, es como que es la única que la puede calmar", contó Palacios a El Diario.El vínculo madre-hija no es lo único que une a la nena con la chica de catorce años: en los albores de sus vidas las dos fueron víctimas de abusadores.
De hecho, una es fruto de la violación que sufrió la otra."La beba está muy bien, gracias a Dios, en buen estado general, sin antibióticos, ya no en terapia intensiva, sino en una sala común", contó la jueza Palacios, que terminó su visita pasadas las dos de la tarde.
Ningún otro familiar puede visitar a la nena en el hospital, por disposición de una jueza de Familia y Menores. Aunque no hay ningún sospechoso, la Justicia quiere evitar el contacto de la nena con otras personas más allá del personal que la atiende.
La jueza Palacios pidió al hospital que le informe qué otras personas, pacientes y familiares, han estado en el centro asistencial mientras la nena permaneció internada.
A pesar de pedir esa información, la jueza admitió que la hipótesis casi excluyente es que la nena sufrió los abusos en Quines, mientras permanecía en el ámbito familiar, antes de ser atendida en tres hospitales en los que sólo uno de ocho médicos que la atendieron advirtió que la habían violado.
"El doctor Torres nos ha explicado que las lesiones son crónicas. Y que si durante la internación ha tenido sangrados es por el gran edema que presentaba", dijo la jueza.
Palacios también investiga, en un expediente distinto, la violación que la adolescente sufrió en 2009, fruto de lo cual nació la bebé.Además del forense, en la visita a la beba la acompañó la defensora de Menores Nº 2, Marcela Torres Cappiello.
El mismo día que la jueza visitó a la víctima, en los tribunales le hicieron una pericia psiquiátrica y psicológica a un familiar."Todavía no hay sospechosos, he ordenado distintas pruebas que ya se están realizando y el sumario que empezó la Comisaría 2ª de San Luis ya está en el juzgado. Le voy a pedir colaboración a la comisaría de Quines, por ejemplo si hay que citar testigos, pero la investigación ya queda directamente en mis manos", afirmó la jueza.
Una de las misiones que tendrá la Policía de Quines será, probablemente, ubicar a una mujer que viviría en otra localidad, alejada del pueblo donde ocurrieron los abusos.Cuando le preguntaron a la madre de la beba si alguna vez vio o escuchó algo que sirva para determinar quién violaba a su hija, recordó que esa mujer le mencionó una situación que le había resultado sospechosa.
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