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31.8.10

Salieron a robar en vez de patrullar



Tres suboficiales de la comisaría 41a. usaban sus armas reglamentarias para cometer asaltos



Gustavo Carabajal
LA NACION

En vez de ir a patrullar las calles de la Paternal, donde tiene jurisdicción la comisaría 41a., en la que se desempeñaban, el 2 de febrero de 2009, tres policías fueron a la zona de Once a asaltar a un mensajero que, supuestamente, había retirado 30.000 pesos de un banco y lo llevaba a una mesa de dinero.
No era la primera oportunidad en que los tres salían a robar. Al menos uno de ellos ya había sido procesado por otros tres asaltos.
Ese día, los tres suboficiales fueron a Once con el dato preciso que indicaba que el correo con el dinero se movilizaba en un Fiat Palio, cuya patente terminaba en 734.
Además del hecho de que tres policías salieran a robar con sus armas reglamentarias, también llamaron la atención las confusas circunstancias que rodearon sus detenciones.
Actualmente, los tres policías acusados que, según fuentes judiciales, fueron identificados como Julián Molinas, Damián Riente y Ariel Avellaneda, están procesados con prisión preventiva.
Cuando los tres uniformados fueron detenidos, el gobierno nacional informó que "los policías formaban parte de una banda dedicada a las salideras bancarias" y que "fueron desafectados de sus cargos".
Sin embargo, en la resolución en la que se dictó el procesamiento de los tres uniformados por el hecho ocurrido el 2 de febrero de 2009, nada se menciona sobre que la víctima del asalto, cuya identidad se mantiene en reserva, hubiera sido atacada cuando salía de un banco.
El asalto por el que fueron acusados los tres efectivos policiales ocurrió minutos después de las 18.30, fuera del horario bancario.
Si bien en la causa figura que el monto robado por los funcionarios públicos imputados fue de 1586 pesos, en realidad, habrían recibido el dato de que el mensajero llevaba 30.000 pesos.
Como no tenía forma de demostrar el origen de ese dinero, la víctima lo habría justificado con el cobro de honorarios como casero de una quinta en el parque La Reja, de Moreno.
Según consta en la resolución judicial a la que accedió La Nacion, el asalto se produjo cuando la víctima se detuvo en el semáforo del cruce de la calle Pichincha y la avenida Garay. En ese momento, fue sorprendido por un ladrón que lo tomó del brazo izquierdo, le puso una pistola en el cuello y le dijo: "Dame el sobre con la guita".
Sin explicación Luego, el ladrón le exigió que se bajara del Palio y, junto con un cómplice, abordó su automóvil y lo dejó abandonado. Un tercer cómplice los siguió en un Fiat Duna, sin patentes.
La escena fue observada por dos policías de la División Robos y Hurtos que, a pesar de ver que tres ladrones asaltaban a una persona, no dieron la voz de alto. Esta circunstancia nunca fue aclarada en el expediente judicial.
Los policías de Robos y Hurtos justificaron su presencia en el lugar con el argumento de que iban siguiendo a los tres ocupantes del Fiat Duna sin patentes, porque uno de ellos les había llamado la atención cuando casi lo atropellaron en la esquina de Jujuy y Rivadavia.
En otro hecho curioso, los dos policías de Robos y Hurtos le dijeron a la víctima que abordara el vehículo en el que ellos estaban y comenzaron la persecución.
Los dos sospechosos abandonaron el Palio en la esquina de Inclán y Matheu y fueron apresados cuando se presentaron en la comisaría 41a. En tanto que el ladrón con el Fiat Duna fue apresado en Garay y Quintino Bocayuva por uniformados que viajaban en un móvil de la comisaría 15a. que estaba fuera de su jurisdicción.
En los dos vehículos secuestrados, se encontraron las armas reglamentarias de los tres policías de la comisaría 41a. que habían recibido del Estado para defender a la comunidad y que las usaban para robar.

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