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Denuncias y sospechas rodean el caso

El jefe narco al que temía el padre de Candela

Se trata de uno de los traficantes más importantes de San Martín

Por Gustavo Carabajal  | 

 

 

    

 

El padre de Candela, encapuchado, aportó nombres de sospechosos. Foto: Archivo 

Candela Sol Rodríguez fue secuestrada y asesinada por una banda de narcotraficantes que operaba con la ayuda de un grupo de policías corruptos, según lo denunciado por el padre de la niña, Alfredo Rodríguez, que está preso por un caso de piratería del asfalto.

Según declaró Rodríguez, el jefe de esa banda de narcos les pagó una importante suma de dinero a tres policías federales para que no lo detuvieran y para que le dieran el nombre del informante que había entregado los datos de su casa y la cocina de droga que había instalado en San Martín.
Ayer, en tanto, se conoció que el abogado de la madre de Candela le pedirá al fiscal Marcelo Tavolaro que se agrave la acusación e impute a los siete detenidos también por el delito de abuso sexual con acceso carnal.
"En el informe de la autopsia y sus estudios complementarios quedó claro que en el ano de Candela hay una infiltración, una lesión de características vitales que confirma que sufrió un abuso sexual", dijo el abogado Fernando Burlando.
Con respecto al narco al que temía Alfredo Rodríguez, el padre de la niña, por el momento se lo identificará como Gustavo debido a que todavía no fue imputado formalmente por el fiscal.
"Gustavo, personalmente, me amenazó de muerte. Me dijo que me fijara lo que andaba diciendo porque me iba a matar", dijo Rodríguez ante la Justicia.
Según consta en el expediente, Gustavo es uno de los narcotraficantes más importantes de San Martín, dueño de varios locales nocturnos en ese partido y con causas penales en un juzgado federal de La Rioja, donde se lo investigó por una serie de pistas de aterrizaje clandestinas usadas para descargar cargamentos de cocaína proveniente de Bolivia.
"Los policías federales me pidieron que entregara a Gustavo, pero me negué. Ellos sabían que Gustavo andaba bien de plata y por eso lo buscaban. Veinte días después de que me hicieron este ofrecimiento, los policías fueron al departamento de Gustavo, en el centro de San Martín. Le dieron vuelta la casa y le pidieron plata para arreglar. Gustavo aceptó pagar, pero con la condición de que entregaran al informante. Entonces los policías le dijeron que fui yo", declaró Rodríguez, según consta en la foja 420 del expediente.
En su declaración, el padre de Candela acusó a Néstor "El Topo" Moreira, el séptimo detenido por el homicidio de su hija, de haberle dicho al jefe narco que lo había entregado a la policía. Tanto Moreira como ese jefe narco devenido empresario de la noche de San Martín, como el lugarteniente que estaba a cargo de la cocina de droga allanada por los policías federales, figuran en la lista que el padre de Candela entregó a la Justicia y en la que se refería a "las personas que podrían querer perjudicarlo con el secuestro y crimen de su hija".
Rodríguez relató que diez días antes de la desaparición de su hija, mientras estaba en la cárcel de Magdalena, un amigo suyo le avisó que Moreira le había dicho a Gustavo que él les pasaba información a los federales.
Para esa época, Moreira ofreció a un grupo de policías bonaerenses entregar información sobre otro presunto narcotraficante de San Martín: Miguel "Mameluco" Villalba, quien finalmente fue apresado por policías federales. Al igual que ocurrió con el caso de Gustavo, Moreira le habría dicho a Villalba que el padre de Candela lo había entregado a la policía. Aunque en su declaración Rodríguez dijo que no conocía a Villalba.

• Los nombres del miedo: el padre de Candela aportó una lista con nombres de personas que podrían estar vinculados con el secuestro de su hija. Uno de esos nombres corresponde a un jefe narco de San Martín; el otro, a Néstor "El Topo" Moreira, uno de los siete detenidos por el homicidio de la niña de 11 años.

• Uniformados corruptos: cuando un grupo de policías federales allanó la casa de este jefe narco y le pidieron dinero para no llevarlo preso, el imputado aceptó pagar con una condición: que le dieran el nombre del informante. Entonces los policías señalaron al padre de Candela como el delator.

• La amenaza: "El narco me dijo que me fijara lo que andaba diciendo y que me iba a matar. Es una de las personas que podían querer perjudicarme con el homicidio de mi hija", expresó el padre de Candela ante la Justicia.

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