La opción entre partir o morir
Hugo Marietan
Para LA NACION
La vida es un bien supremo. Todos los valores se resignan ante la posibilidad de perderla. El individuo, como pago por pertenecer a una sociedad, cedió el derecho de la defensa propia a las instituciones asignadas para protegerlo. Y este acuerdo ha funcionado aceptablemente durante el tiempo suficiente para hacerle creer que ejercer la justicia por mano propia es un delito. Pero, ¿qué pasa con este acuerdo si las instituciones de seguridad son ineficientes? El día a día evidencia que esta ineficiencia tiene un costo superlativo: el reguero de muerte de los ciudadanos.
NECESITAMOS LA POLICIA EFICIENTE
"En la Comisaría le asamos la carne que comen los jueces"
Algunos, los menos, se adaptan y lograr rearmar su vida; otros, a fuerza de masticar dolor, terminan resignándose; otros, doblegados por la nostalgia, regresan y afrontan de nuevo el riesgo por la supervivencia.
¿Los argentinos merecemos transitar esos avatares? Sí, somos responsables. El país no está manejado por entelequias, sino por individuos como nosotros a los cuales hemos elegido. Y debemos afrontar el costo de nuestra liviandad de criterio al elegirlos, de nuestra extrema pasividad al tolerar sus errores, de ver el río de sangre cotidiano y no hacer nada. Los cobardes están condenados a estas incertidumbres.
El autor es psiquiatra, especialista en psicopatías
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